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Mostrando entradas de mayo, 2024

La piedra del Sol

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  Antonio Guerrero Aguilar/   En el montículo de Piedras Pintas, se hallaba una piedra de regular tamaño, pero fue removida de su sitio en el verano de 1981, cuando la trasladaron a una sala como parte del museo y sede del archivo en el palacio municipal de Sabinas Hidalgo. Veo la imagen: sobresale por su decorado, especialmente un Sol radiante al extremo izquierdo. El resto consiste en una cascada de 38 líneas que van de arriba hacia abajo que terminan en unas formas que simulan unas vulvas, clara alusión a un rito de fertilidad. Los rombos y las grecas evocan un tipo de culto dedicado a la serpiente, seguramente la víbora de cascabel, especialmente la conocida como “diamantina”, tan abundante en la región.   La roca es una pieza del rompecabezas. Todo nos remite al movimiento de las estrellas y constelaciones, en relación a los ciclos naturales como el crecimiento de la vegetación, la recolección de frutos silvestres, a las temporadas de caza, celo de las presas y las estacione

Pasado y vigencia de Piedras Pintas

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 Antonio Guerrero Aguilar/ ¿Qué hace tan especial a Piedras Pintas? Lo enigmático en muchos sentidos: no sabemos su antigüedad ni quienes fueron sus autores, así como el significado de sus inscripciones. Es como un observatorio sobre un montículo, al cual decoraron para representar tanto lo que ocurre en el cielo como en la tierra. En los tiempos idos, era un paraje de unión como de reunión, porque tenían asegurado el abasto de agua, de plantas como animales, en medio de un cruce de senderos ancestrales con los que podían acceder a otros torrentes como los actuales ríos Bravo, Sabinas, Salado y Álamo. A cierta distancia de Picachos como de los yacimientos de sal situados más al norte. El entorno aseguraba el eterno retorno, lo vemos en los fogones, los artefactos dispersos, seguramente también acumulación de los restos de sus difuntos, protección en los barrancos que ladean los arroyos, porque el firmamento se puede ver en todo su esplendor como complejidad, así como la proliferación

Los trazos vivientes de Piedras Pintas

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Antonio Guerrero Aguilar/ En 1943 el entonces secretario del ayuntamiento de Agualeguas, don Protasio Cadena, describió al sitio de Piedras Pintas, como “una hilera de grandes peñascos de asperón o arenisca colocados unos a otros del Norte a Sur, con una desviación de diez a quince grados aproximadamente al Este”. Pero también lamentó: “En medio de apartadas regiones, resiste oculto e ignorado, tanto de los embates del tiempo como de la indiferencia de las gentes, pero con la fuerza suficiente para atestiguar el paso de los ancestros, son símbolos que muestran el aliento creador de su cultura y de sus destinos”. Hizo estimaciones: la base de poco más de cuatro metros y medio dividida en dos peñascos. Pero advierte que se trata de cuatro rocas que aparentemente se mantuvieron unidos por mucho tiempo, porque los bordes más o menos coinciden y hay figuras que se complementan de un lado con el otro. Las describe repletas de: “Figuras romboides de forma horizontal, círculos concéntricos

Piedras Pintas: testigo de un pasado ausente

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Antonio Guerrero Aguilar/ Lo que para nosotros, puede ser una jornada de ida y vuelta, en cambio; los de la Junta Arqueófila fue toda una peripecia, una aventura digna de revivir. Aprovecharon el tiempo y acudieron hasta un punto llamada “Las Tinajas”, cerca del Arroyo Blanco, en donde ubicaron un yacimiento de fósiles. Ya de regreso a Agualeguas, estuvieron en un sitio denominado “Piedra Parada”, (lamentablemente desaparecido cuando hicieron la carretera entre General Treviño y Agualeguas con el correr del tiempo) y pasaron una noche en Cerralvo, aprovechando para conocer la casa de Martín de Zavala y el bosque de ahuehetes del parque Porfirio Díaz, hoy conocido como “El Sabinal”. Ya de regreso, hablaron con el señor alcalde de Monterrey: le mostraron imágenes y contaron todo lo que hallaron. Entonces el jede de la comuna regiomontana, les   propuso otra expedición para conocer el significado de los petroglifos. También le mandaron fotografías a Leopoldo Batres. Por todo el trabaj

La expedición a Piedras Pintas

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Antonio Guerrero Aguilar/ En octubre de 1907, la Junta Arqueófila mandó misivas a los alcaldes de los municipios, pidiendo información en torno al patrimonio existente en cada punto de su jurisdicción. Entonces llegó una noticia inesperada como relevante desde Parás: en el rancho de Santo Domingo, está el “Frontón de Piedras Pintas”, “con dibujos de signos o jeroglíficos realizados por los indios de ahí” (sic). Esto provocó el ánimo de los integrantes, quienes prepararon una excursión, saliendo el 22 de marzo de 1908. Le llamaron “Excursión científica al Frontón de Piedras Pintas”, con el objetivo de estudiar las inscripciones esculpidas “sobre las rocas del lugar y explorar aquella región con los fines que la misma junta se ha trazado”. Trayecto complicado: viajaron en tren por la ruta a Matamoros hasta la Estación Herreras y luego rentaron un coche que los llevó a Cerralvo y Agueleguas, en donde se sumó el doctor Vidal de la Garza y de ahí a Parás en donde se dirigieron a Piedras P

El sentido y lenguaje de las piedras pintas

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Antonio Guerrero Aguilar/ Dicen que nunca se sabrá a ciencia cierta, el significado de los trazos y líneas que nos legaron los ancestros. Resulta extraño, que ninguno de los historiadores y cronistas que abordaron los proyectos de población y evangelización en el Nuevo Reyno de León, hayan dejado referencias en torno a las pinturas rupestres. Posiblemente la existencia de las mismas, se daba de forma oral, gracias a los exploradores y pastores que andaban por los montes. Lo cierto, como bien lo anotó Hervert Kühn: “El problema del hombre prehistórico ha ganado en forma e intensidad, pero sigue siendo la incógnita de las incógnitas”.   Sin embargo, hay documentos y crónicas allá en Coahuila donde las refieren. Aquí en la entidad, tal vez porque no estaban a la vista de todos o por ser hechas por los indios bárbaros, no merecían su atención deseada. Las zonas arqueológicas revisten muchos problemas: desde la ubicación, la ignorancia, expuestas al daño como alteración. Por eso, comp

Piedras Pintas, la sede litúrgica ancestral

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  Antonio Guerrero Aguilar/ Con la fundación de San Gregorio de Cerralvo en 1629, comenzaron las exploraciones como expediciones para el poblamiento del Nuevo Reino de León. A unas leguas de ahí se fundó una misión llamada Santa Teresa de Alamillo. Al despoblarse al poco tiempo, dejaron otra misión llamada San Nicolás de Gualeguas. Dicen que un franciscano dio con el sitio arqueológico. Voy a imaginar unas cosas: los religiosos seguían a los indios hasta donde mantenían sus rancherías, regularmente levantadas a donde llegaban cada periodo de tiempo: estaba la corriente del río, con suficientes piezas de cacería y buena vegetación para su recolección. Dispersos y al abrigo de un barranco, con repechos para su resguardo. Posiblemente, hace milenios fue una cueva, colapsada debido a las crecidas del torrente. Lo cierto: fue ruta que siguieron los ancestros y las muestras de arte rupestre lo refrendan. Hay muchos petrograbados y pocos indicios de representaciones con algunas rayas con to

La riqueza de Piedras Pintas

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Antonio Guerrero Aguilar/ En lo particular, de todas las cosas que propusieron y realizaron los de la Junta Arqueófila; la más significativa fue la expedición realizada en la primavera de 1908, a un sitio donde prevalece la geometría de la naturaleza conjuntada con la simetría de la cultura de los ancestros. Se trata de Piedras Pintas, ubicado en un paraje de la ex hacienda de Santo Domingo, muy cerca del río Sabinas en el tramo que le corresponde a Parás, Nuevo León. Lugar de unión como de reunión, en el antes como después. El arte rupestre no se hizo de la noche a la mañana, más bien de forma gradual en donde cada uno de los antiguos, añadía un trazo y un motivo a la piedra. Aclaro que no conozco muchas zonas arqueológicas, pero de las que sí tengo referencias, es la más extraña, atrayente como misteriosa. Están sobre un conjunto rocoso que conjunta la función litúrgica, así como observatorio astronómico. Por su posición se puede apreciar el paso del astro rey como de la Luna, avis

Altivo y orgulloso: el Obispado de Monterrey

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Antonio Guerrero Aguilar/   ¿Por qué los de la Junta Arqueófila, eligieron al palacio episcopal de Nuestra Señora de Guadalupe como emblema de su existencia? Seguramente por su posición, su antigüedad, la referencia esencial de la fundación de la mitra y la llegada de los primeros prelados que dejaron e influyeron en el mejoramiento tanto espiritual como material de los reineros. Decía Xavier Mendirichaga, que el 16 de abril de 1790, terminaron el edificio, sede del obispo fray Rafael José Verger, por eso llamado del Obispado. Hay muchas cosas respecto a éste monumento: fue levantado en una loma cuyo propietario era un vecino llamado José Vera. Se hizo con aportes y recursos del obispo, en un periodo donde no había trabajo debido a una sequía. La cúpula se concluyó hasta principios del siglo XIX. Sus muros y arcos, así como alrededores, están repletos de leyendas, como la del túnel que llega hasta la catedral.  Ahí murió el obispo el 5 de julio de 1790 y un velador de apellido Góng

Nuevo León a dos siglos

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  Antonio Guerrero Aguilar/ ¿Qué se puede decir en torno a la existencia de una entidad como la nuestra? Don Nemesio García Naranjo aglutinó el sentido de los tres tiempos en estas alentadoras palabras: “Creo en tu pasado, que es un paradigma de pulcritud; en tu presente que es una lección de eficacia constructora; pero sobre todo, Nuevo León, creo en tu porvenir radiante, porque tus pupilas siempre alertas, y tus nervios en tensión creciente, no descansan un segundo en la santa tarea de ensanchar los horizontes y extender las perspectivas de la Patria”. Pero ahora, el pasado y el presente no les importa, tan solo buscan lo que vendrá y llegará… A decir verdad, estamos hablando 445 años de ser el Nuevo Reino de León, pero ese lapso no se agota: vamos hasta los 12 mil años en que los ancestros atravesaron estas tierras y nos dejaron una impronta delineada en las piedras. Es abordar desde los afanes de del Canto, Carvajal, Montemayor, Rodríguez y Zavala, hasta los que lo precedieron.

La cúpula cuarteada

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Antonio Guerrero Aguilar/ Crecimiento y desarrollo a veces no van a la par. Apolo y Minerva, la marcha paralela del auge económico y los indicadores sociales. Lo reconozco, no había mucho para sobrevivir. En el plano cultural, no había colegios ni hospitales hasta fines del siglo XVIII. En 1710 dijeron que la arquitectura y traza urbana era irrelevante. El porfiriato nos benefició y gracias a Bernardo Reyes, la entidad se convirtió en la “fábrica de la frontera”. Una revista de 1903, se refirió a Monterrey como “la Manchester de México. Innumerables son sus fábricas y establecimientos industriales; bastaría la sola ‘Compañía Fundidora de Fierro y Acero’ para dar vida industrial a una ciudad. Fábricas de cerveza, de vidrio, de ladrillos, etc., etc., hacen de ella un centro manufacturero de primer orden… Monterrey cuenta con espléndidos edificios; entre los cuales figuran la Catedral, la iglesia del Roble, el Palacio del Gobierno, el Palacio Municipal, el Colegio Civil, el Hospital, la

La ciudad en medio del saqueo

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 Antonio Guerrero Aguilar/ Llegaron los carrancistas y por fin se hicieron del control de la ciudad. Eran los regimientos al mando de los lampacenses Antonio I. Villarreal y Pablo González, repleto de hombres procedentes del centro de Coahuila como del centro, norte y oriente de Nuevo León. Ya en octubre de 1913 intentaron el asalto, pero no pudieron. Es cuando se habla de la otra batalla de Monterrey y de la “Toma de la Cervecería” por aquello de que se pasaron la noche en la planta y se tomaron todo el producto. Nomás a ellos se les ocurrió presentarse así para el asedio de la ciudad. Fueron barridos, masacrados y expulsados. Pero el regreso tenía aire de reivindicación y lo hicieron. En abril de 1914 tuvieron decisiones y libertad total, a nombre del mando constitucionalista y una de ellas, fue la de entrar a los templos con todo y caballos, agarrar a los “santitos” y las vírgenes, sacarlas, pasearlas, fusilarlas y pescarlas a mazazos. Como allá en Cerralvo donde lazaron al Cristo d

El asalto carrancista al palacio

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 Antonio Guerrero Aguilar/ En abril de 1914, la milicia al mando de don Antonio I. Villarreal, regresó a Monterrey y se cobró la afrenta de octubre de 1913, cuando fueron derrotados en el llamado "Sitio de Monterrey". Entonces arrasaron prácticamente con todo lo que vieron a su paso. Hicieron huir al gobernador y asaltaron el palacio de gobierno, en donde había un local dispuesto como un museo a cargo de la Junta Arqueófila de Nuevo León. Los de la División del Noreste, vieron los objetos y se llevaron: una bandera de la intervención francesa, que representó al Batallón Juárez de Linares, un mosquete de tripie, un espadín de gala, un puñal de guerra perteneciente a un norteamericano, una espuela de fierro del siglo XVIII, unos dientes fósiles de llama, dos collares de huesos y conchas, un raspador de maguey de los “indios de Coahuila”, un gurrón tricolor de seda de la Reforma, un pañalón de burato morado y negro, una espada curva de la intervención, un balero para balas de

La puerta se cerró detrás de ti…

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Antonio Guerrero Aguilar/ Y el pasado ya no retornó, se perdió, se quedó en las vivencias como en los recuerdos de quienes los vivieron y a la distancia, los conocemos por testimonios y referencias de los tiempos idos. Cuando hacen una demolición o remodelación de una casona, los detalles, objetos y referentes quedan expuestos y en el abandono, arrejolados y si bien les va, para su venta. En mayo de 1909, un vecino de la comunidad de San Jerónimo, llamado Ponciano Peña; acudió con el entonces gobernador don Bernardo Reyes: le dijo que tenía un portón y que lo quería vender y lo adquirió. En consecuencia, lo llevaron al museo del palacio de gobierno, para dejarla en exhibición, junto con otros objetos y artefactos que reunieron los miembros de la Junta Arqueófila de Nuevo León. Describen a la pieza: “de construcción más antigua y de mérito artístico para que la junta haga las indagaciones correspondientes sobre el origen, fecha de construcción y demás datos”. Seguramente estaba en u

El recuento del patrimonio cultural y natural de Nuevo León

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Antonio Guerrero Aguilar/ Allá en el sur de la entidad estaban: el bosque de General Zaragoza. En Iturbide la cueva de Guadalupe camino a Linares. En Galeana: dos bosques al norte del Cerro del Potosí y otro en el Cerro de Pablillos, más el Puente de Dios. En Doctor Arroyo las haciendas de las Cotorras, Tanquecillos y San Antonio Peña Nevada, la de Luis Divildox y José María Medrano, el del Americano con algunos fósiles y yacimientos de hulla, caracoles y conchas, volcanes de aire y cráteres. Hubo municipios como Hidalgo, Villaldama y Garza García, que de plano dijeron no contar con edificaciones dignas de considerar. Un año después, la Junta Arqueófila de Nuevo León, impulsó la celebración del centenario del Grito de Dolores en 1910, que impulsó la construcción del Arco de la Independencia, los arcos adintelados en las cuatro esquinas de la Alameda “Porfirio Díaz” (hoy Mariano Escobedo), un monumento histórico-geográfico en la plaza del Colegio Civil (conocido como el “Dios Bola”)

El recuento del patrimonio cultural de Nuevo León

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  Antonio Guerrero Aguilar/ En una reunión verificada el 17 de octubre de 1907, los miembros acordaron el envío de un oficio a todos los alcaldes, para la entrega de noticias e informes de los edificios y monumentos antiguos, relacionados con la historia patria y que por alguna razón, sean dignos de conservar, así como la existencia de bosques, puentes, cascadas ya sea por su belleza, magnitud e importancia y que corrían el riesgo de perderse por el afán modernizador y la destrucción del pasado. No todos respondieron, tan solo se conservan algunas hojas remitidas por las municipalidades. en Montemorelos el baño de las Huertas de aguas termales, el rancho el Porvenir de Tiburcio Cuéllar y el rancho de las Moras además de unas grutas. De Santa Catarina la casa donde se quedó a dormir Benito Juárez, los de Villa de García presumieron sus dos grutas, de Monterrey el paraje el Diente, la Catedral, el Roble, el palacio, la penitenciaría, las escuelas normales, el colegio civil, los monum