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Mostrando entradas de noviembre, 2023

El fin de un símbolo reinero

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 Antonio Guerrero Aguilar/ ¿Alguna vez, existió algo más antiguo que la ciudad misma? Mientras don Diego de Montemayor, disponía la traza urbana de la Ciudad Metropolitana de Nuestra Señora de Monterrey, los misioneros franciscanos eligieron un sitio para edificar un convento, a partir de 1603. Las casas dedicadas al culto, como al cuidado y atención de los indios como de sus frailes, tardaban en concluirse. Eran obras divinas aquí en la tierra y debían ajustarse al fin de los tiempos, en la tierra como en cielo. Fue concluida en 1753, con piedras y sillares gruesos, costeada por vecinos del Reino como de la Nueva Vizcaya. asiento provisional de la diócesis con la llegada de fray Antonio de Jesús Sacedón en 1793. Un pequeño universo conformado por su camposanto, sus altares y capillas, sus celdas conventuales, lo mismo sirvieron como aulas y atención espiritual como de la salud de los feligreses.  Este inmueble vio de todo: desde los desbordamientos y el río crecido, los albazos e incu

Las calles del Monterrey de ayer

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Antonio Guerrero Aguilar/ Por casi dos centurias, Monterrey tan solo tuvo cuatro calles, que corrían de oriente a poniente y que son las actuales Ocampo, Hidalgo, Morelos y Padre Mier. Las vías que corrían de sur a norte, es decir, del río Santa Catarina y a los manantiales del Santa Lucía, eran conocidos como unos simples callejones, las cuales recibían un nombre a partir de algo característico fácil de ubicar y distinguir, como el barrio en donde residía algún vecino o linaje popular, como “Los Peña”, del “padre Rumayor” o la de “los Pruneda”. Hubo nombres pintorescos y raros como el callejón de la Horchata (Santa Rita y Doctor Coss actual), San Caralampio (Guerrero), de los Arquitos Amarillos (Garibaldi) y la de “Mariana la gangosa”, que desconozco donde estaba.   Pero no había orden alguno, todo estaba disperso sin apegarse a las ordenanzas reales. Para cuestiones más oficiales como contratos y compra venta de solares, al arrancar el siglo XIX, recibieron nombres más estables c

Segunda sesión

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Los "chalet´s" y el origen de las fincas de descanso

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 Antonio Guerrero Aguilar/ ¿Cuántos “chalet´s” quedan de todos los que alguna vez existieron? Posiblemente unas diez, de los cuales puedo señalar el de la vidriera, la residencia de Robertson, el de los Rivero en los antiguos molinos de Jesús María, actual colonia Valle del Seminario y el de la biblioteca “Modelo” en La Leona, que fue sede de un añorado y prestigioso colegio conocido como “Cantú Treviño”. Por mucho tiempo, permanecieron altivos y señoriales, con suficiente terreno a su alrededor, además de acequias y aguajes en donde se pudieran hacer las tardeadas y fiestas para convivir sin ser molestados. Esas viviendas se construyeron hacia el norte por los límites de la ciudad. Allá por la Asarco por el rumbo de Ruiz Cortines y Guerrero, así como por la avenida Progreso (actual Pino Suárez), unas cercanas a la Cervecería, la Fundidora, la Vidriera o en la hacienda del Canadá en General Escobedo, además de otras tres en el municipio de San Pedro Garza García: la de Jiménez y Morone

Los chalet´s de Monterrey: auge y destino

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  Antonio Guerrero Aguilar/ La palabra chalet es de origen francés. Designa la vivienda campestre, concebida para hogar de una familia; ubicada en medio de un solar alejado de la traza urbana, lo mismo como casa de campo, con suficientes espacios para guardar el ganado y las aves de corral. Tan grande como para dar cobijo a los sirvientes, los trabajadores y la familia principal. Hay muchas en las zonas montañosas de la región centroeuropea. Pueden ser de una, dos o hasta tres plantas. Con muros de madera, tabiques o ladrillos y base de piedra. Con grandes ventanas y techos de madera inclinados a dos aguas, balcones y un alero sobresaliente. Con el auge industrial de Monterrey durante el siglo XIX, llegaron muchos empresarios e inversionistas extranjeros, que mandaron construir sus casas fuera de la traza urbana, en cierta forma para mantener su estatus, exclusividad y lejanía. Importaron un tipo de arquitectura distinta a la nuestra, en ese tiempo realizada con adobes, piedra, sil

La ciudad expuesta a desbordamientos, incendios y el desarrollo inmobiliario

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 Antonio Guerrero Aguilar/ Somos la ciudad del conocimiento, pero negamos la memoria, la conciencia y la identidad, en aras de la modernidad. Desde fines del siglo XIX, mucho se ha perdido en aras de las adecuaciones urbanas, sacrificando, afectando o desapareciendo lo que nos legaron. Como que hoy en día, prevalece la idea de que el desarrollo inmobiliario del sector, vale más que lo que se pueda aprender en las aulas como en el contexto y paisaje. Debemos mirar el devenir marcado en lo que alguna vez hubo y fue. De acuerdo a la actitud y fregonería “regia”, tan cantada por los medios locales y en los discursos de los gobernantes, prevalece y se justifica la vocación destructora de los regiomontanos, con su ciudad, su entorno y su río. Con intenso placer al principio y profundo pesar después. México posee muchas ciudades coloniales, con edificios y monumentos impresionantes. Monterrey es una ciudad con pocas las edificaciones coloniales, y las que hubo, fueron demolidas inexplicableme

El panteón el Roble de Monterrey

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  Antonio Guerrero Aguilar/ Las mejores tierras para sembrar de los Urdiales, estaban delimitadas por el antiguo camino a Villa de García y la vía a Torreón. Ahí quedaron dos panteones: el Roble en 1933 y el Tepeyac en 1944. El 10 de febrero de 1933, surgió una sociedad anónima, integrada por Adolfo y Virgilio Larralde, Dolores Rangel de Larralde y Margarita Lagüera de Larralde, Ángel Fuentes y Carlos Dressel, con el nombre de “El Roble S.A. Industrial y Mercantil, Cementerios y Funerales, S.A. para brindar servicios e inhumaciones, manufactura de ataúdes, cultivo de flores y todo aquello relacionado al ramo funerario. Solicitaron al cabildo de Monterrey los permisos respectivos, entonces por condición, les pidieron la construcción de una carretera con anchura no menor de diez metros, hecha con grava y asfalto, para facilitar el traslado de cadáveres. La disposición fue cumplida, cuando se hizo el camino desde la Calzada Madero hasta la congregación de los Urdiales. Se trataba de un

Taller de Patrimonio Cultural

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El monumento al Lábaro Patrio

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 Antonio Guerrero Aguilar/ La ciudad se va construyendo tanto en el plano material como cultural. En la primera intervienen los elementos propios de la urbanización y servicios; la otra, en el aspecto simbólico como referencial. Dicen que los ritos se convierten en signos, en virtud de hacerlos conscientes y repetitivos para actualizarlos. Tal vez ya nadie lo recuerde: es más no sabemos quién fue su autor y cuando desapareció. Eso sí, es una muestra de cómo hasta los rasgos patrios sucumben ante la voracidad y la necesidad de obras como adecuaciones viales. Al fin y al cabo, al terminar nadie se acuerda de ellos y todo queda más bonito. En tiempos de don Eduardo A. Elizondo, inauguraron un conjunto escultórico en medio de una rotonda entre las avenidas Libertad y Mitras, precisamente el 24 de febrero de 1969 en honor a nuestra bandera. Se trataba de un monumento rectangular, compuesta por dos fuentes circulares y escalinata de tres niveles, en el cruce de la “entrada” a las colonias

El entorno borrado de la plaza Hidalgo

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 Antonio Guerrero Aguilar/ La zona rosa se convirtió en un enclave concurrido por empresarios, intelectuales, ejecutivos, profesionistas y jóvenes en búsqueda de un buen ambiente alterno y tolerancia. Rodeado de negocios, restaurantes y cafés concurridos como Sanborn´s, Café Flores, de hoteles como el Monterrey, Ancira y el Colonial, pero en especial, de uno situado en la calle de Hidalgo 530, en donde estaba una casona de dos niveles terminada en 1892. La porción original del inmueble, fue residencia de dos gobernadores del Nuevo Reyno de León, los hermanos Simón y Pedro de Herrera y Leyva desde 1795 a 1810, del general insurgente Mariano Jiménez entre enero y marzo de 1811 y fue escenario de la ejecución del célebre bandolero Agapito Treviño “Caballo Blanco” el 25 de julio de 1854. Por la ubicación y calidad de sus residentes, seguramente fue una de las edificaciones más importantes de su tiempo, a la que se añadieron elementos arquitectónicos, para dejarla como una casona con los es

La Zona Rosa de Monterrey

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 Antonio Guerrero Aguilar/ Le llaman la “zona rosa” de Monterrey. Será por la cantidad de negocios, restaurantes y hoteles. Un mundo aparte del corazón de la ciudad, pero dentro de la misma. Los antiguos definieron dos plazas, la de “armas” y la otra llamada de la “Carne”, por el expendio de diversos cortes de ganado mayor y menor. A la primera le llamaron de Zaragoza y a la segunda de Hidalgo. Para la sociedad regiomontana, el espacio no recibía tanta atención en visitas, por su extensión como en el ornato. Pero era la plaza de la alcaldía y el balcón principal daba precisamente hacia el poniente, hacia la misma. Entonces mandaron colocar en su centro, una escultura realizada en hoja de cobre repujada del padre Miguel Hidalgo y Costilla. En actitud majestuosa, con su brazo derecho levantado en alto, sobre un pedestal cuadrangular con piedra que trajeron del Cerro del Topo Chico. La obra en honor al padre de la Patria, mide tres metros de altura. Se mandó hacer en la Casa H. Mullins de

La Casa del Mirador

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  Antonio Guerrero Aguilar/ Los antiguos dejaron una torre para la vigilancia, para tener una mirada completa hacia San Jerónimo, el río Santa Catarina como al Obispado. Estaba a la vera del camino, de la entrada y salida de Monterrey. Por mucho tiempo, fue la única y primera, o la última como lo quieran ver, que anunciaba o despedía a la ciudad. Una fortaleza, sin adornos; pero sin perder lo altiva y señorial.   Para darnos una idea de cómo estaba Monterrey en el siglo XIX: del arroyo del Obispo hasta la falda de la loma de la Chepe Vera, estaba el pueblo de San Jerónimo. Luego las quintas regadas por las acequias que venían desde Santa Catarina y las Mitras. De pronto aparecía el caserío de la ciudad aún en ciernes, con una construcción singular que casi cerraba el acceso rumbo al barrio de la Purísima. Se distinguía por tener una torre con sus ventanas en la parte más alta, desde donde se podía ver todo el entorno.  Por eso le decían la “Casa del Mirador”, perteneciente a un ciuda

La vieja colonia del Mirador

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  Antonio Guerrero Aguilar/ Nota aclaratoria: no ha desaparecido, pero sí muchas de sus residencias en aras a la gentrificación... La renuncia de Bernardo Reyes y la inundación de 1909, más la lucha revolucionaria que vivimos hasta la llegada de Aarón Sáenz a la gubernatura y José Benítez a la secretaría de gobierno en 1928. En cuatro años, los dos alternaron el poder político, debido a las intenciones de Sáenz de buscar la presidencia de la República, sueño y aspiración que parece negada a los nuevoleoneses. La ciudad vieja presentaba una traza repleta de vericuetos y calles angostas. Con tan solo unas dos o tres vías que lo mismo, atravesaban de oriente a poniente como de norte a sur. Sin ser urbanista, José Benítez decidió la planeación de la gran ciudad que aspiraba Monterrey a convertirse. Se terminaron las ampliaciones de las calzadas Madero y Pino Suárez, y ensancharon Morelos y Zaragoza. En 1929 nacieron dos colonias que movieron el crecimiento demográfico, al sur, la Roma

El Arco de la Independencia

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  Antonio Guerrero Aguilar/ Becario PECDA Nuevo León 2023 Advierto, no está borrado del paisaje, pero lo ven como un estorbo, unos piden regenerar los alrededores. Unos quieren su traslado a la fundidora como a la gran plaza. Lo que fue el eje más importante, el cruce de caminos que coinciden en Monterrey, luce desgastado como menospreciado en medio del flujo vehicular imperante. Luego se les ocurre cerrar los pasos para conciertos gruperos. En 1910 se inauguraron importantes obras escultóricas y de beneficio social por todo el país. El entonces presidente Porfirio Díaz quiso perpetuar la gesta heroica iniciada por el padre Hidalgo. Aquí el gobernador Bernardo Reyes mandó construir éste arco en la confluencia de dos grandes ejes que propusieron un desarrollo urbano: las avenidas Unión y Progreso, hoy Madero y Pino Suárez. Consta de un arco simple de 25 metros de altura y construido con piedra de cantera rosa. El proyecto estuvo a cargo de arquitecto ingles Alfredo Giles, el arquitect

Patrimonio, legado y memoria

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 Antonio Guerrero Aguilar/ Becario PECDA Nuevo León 2023 Por lo regular, quienes se dedican al cuidado del patrimonio, son los cronistas, historiadores locales, arquitectos y urbanistas. Los primeros, a veces no cuentan con la preparación formal, pero sí el amor por su pueblo y sus raíces, con las ganas y el interés de preservar la memoria de los tiempos idos. muchos de ellos, se dedican a la microhistoria, teoría y recreación que hace Luis González y González en “Pueblo en Vilo”. A través de su lectura, se les invita a integrarse con la documentación que proporciona la tradición oral, los archivos parroquiales y municipales, y el paso de los acontecimientos nacionales e internacionales por su pueblo. Precisamente, fueron unos versos que apuntalaron la vocación de don Israel Cavazos (1923-2016), como liberador de las cosas que estaban ocultas por el velo de los tiempos idos. Fue inspirado por los versos de “Vejeces” del poeta colombiano José Asunción Silva (1865-1895). Fuera de la

La Casa de los Rivero

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  Antonio Guerrero Aguilar/ Becario PECDA Nuevo León 2023 Al principiar la centuria pasada, sin considerar a las montañas; el paisaje regiomontano en el buen sentido del término, se regodeaba a lo largo de la vista con el campanario del convento de San Andrés, los elementos y formas de la catedral, el palacio episcopal de nuestra Señora de Guadalupe en el cerro de la Chepe Vera y la casa de don Valentín Rivero. Obra y proyecto del arquitecto británico Alfredo Giles, hecha en 1900 para uno de los impulsores de la industrialización y pilar en aquel tiempo de la economía regional.  No estaba exactamente en la esquina formada por las actuales calles de Garibaldi como de Hidalgo. Estaba un poco más al oriente, en el domicilio marcado con el número 156. En un terreno de 20 metros de frente por 40 de fondo, con dos niveles, pero sobresalía un mirador que le añadía un piso más. Con estilo ecléctico, relevante, propio de una ciudad como Londres o San Antonio. Rompía con las tradicionales líneas

“Del mero San Luisito”… un puente arrasado por los elementos y el ser humano

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 Antonio Guerrero Aguilar/ Becario PECDA Nuevo León 2023 La colonia Independencia es más antigua de lo que se cree. No comenzó a urbanizarse a fines del siglo XIX con la llegada de canteros y albañiles potosinos, hay constancias de que desde 1836 estaba poblado e incluso a Santiago Vidaurri le dio por ampliar la ciudad de Monterrey con cuatro repuebles que se identificaron por los puntos cardinales. De aquel lado del río Santa Catarina se formaron el Repueble de Oriente y el del Sur al que la gente comenzó a llamar de San Luisito. Para cruzar el lecho del río, en 1903 concesionaron a los ingenieros Genaro Dávila y Fortunato Villarreal la hechura de un puente con columnas de fierro y vigas, el cual fue inaugurado el 18 de diciembre de 1904. Lamentablemente un incendio lo destruyó, por lo que hicieron otro más fuerte, capaz de resistir los embates tanto del fuego como del agua. El 8 de octubre de 1908 fue inaugurado, pero apenas duró un año, porque las lluvias de agosto de 1909 lo movi

La vieja penitenciaría de Nuevo León

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Antonio Guerrero Aguilar/  Becario PECDA Nuevo León 2023 “Cuando estaba yo en la cárcel, solito me entretenía, contando los eslabones, que mi cadena tenía”. Así comienza una conocida canción mexicana que se llama “Escaleras de la cárcel”. Sirve como preámbulo, para contarles que un 29 de abril de 1887, se comenzó a construir una nueva penitenciaría, situada al norte de la Alameda, precisamente comunicada por el camino que salía rumbo a San Nicolás de los Garza, llamada Calzada Progreso a partir de 1892, para quedar en avenida de Pino Suárez en 1915. En tiempos de don Porfirio había pocas prisiones en México, todas inadecuadas para procurar la inserción y recuperación de los inquilinos. Entonces don Bernardo Reyes raudo y presuroso, puso su empeño para que Monterrey fuera una de las primeras ciudades en contar con una penitenciaría moderna concluida en 1895. Esos gobernadores hacían obras al parejo y no al final de su gestión. Por eso su hechura y construcción estaba hermanada a la del

La leyenda de la "Nada"

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 Antonio Guerrero Aguilar/ Becario PECDA Nuevo León 2023, Patrimonio Cultural Desde hace unos diez años, existen páginas y grupos en redes sociales, dedicadas a la difusión de imágenes antiguas. Al verlas, provocan suspiros, nostalgias y hasta reclamos respecto a lo que hicimos con nuestra arquitectura tanto civil, religiosa, funeraria e industrial. Hay un mito que a fuerza de tanto pregonarlo lo hicieron verdad, propagándolo por las conciencias e imaginario popular. Fue la gente pudiente, la que apostó a los procesos de industrialización y al desarrollo inmobiliario apoyados por los gobernantes en turno. Ellos decidieron entre modernidad y tradición y se fueron por lo primero. Luego nos venden la idea de que aquí no había nada, todo se hizo de la nada, no había minas solo indios bárbaros, la agricultura y ganadería eran de subsistencia y los dueños del capital apostaron a la apertura de factorías de hilados y tejidos como La Fama en 1854, El Porvenir en 1871 y La Leona en 1874. Lu

El entorno y paisaje cambiado, afectado y perdido

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 Antonio Guerrero Aguilar/ Becario Pecda Nuevo León 2023 Hablar en torno al paisaje en Nuevo León y sus repercusiones en la historia, nos propone establecer al menos tres referencias contextuales. En primera instancia, definir el objeto de estudio, luego presentarles algunas muestras de cómo ha cambiado en poco más de 420 años el paisaje en la región. Por último, la necesidad de aprender del pasado para no dañar ni perjudicarlo más; en especial para procurar un mejor ambiente, más digno y pleno para vivir. La palabra paisaje deriva del francés “pays” que en sentido original significa el territorio rural. Para los italianos, “paese” puede designar al país o bien pueblo o localidad. La diferencia se entiende por el contexto. Para los mexicanos país designa a la nación. Desde el punto de vista de la geografía, se llama paisaje natural al territorio “virgen” que prácticamente no ha sido modificado por el ser humano. También se designan aquellas zonas que cuentan con una protección espe