La piedra del Sol
Antonio Guerrero Aguilar/
En el
montículo de Piedras Pintas, se hallaba una piedra de regular tamaño, pero fue
removida de su sitio en el verano de 1981, cuando la trasladaron a una sala
como parte del museo y sede del archivo en el palacio municipal de Sabinas
Hidalgo. Veo la imagen: sobresale por su decorado, especialmente un Sol
radiante al extremo izquierdo. El resto consiste en una cascada de 38 líneas
que van de arriba hacia abajo que terminan en unas formas que simulan unas vulvas,
clara alusión a un rito de fertilidad. Los rombos y las grecas evocan un
tipo de culto dedicado a la serpiente, seguramente la víbora de cascabel, especialmente
la conocida como “diamantina”, tan abundante en la región.
La roca es una pieza del rompecabezas. Todo nos remite al movimiento de las estrellas y constelaciones, en relación a los ciclos naturales como el crecimiento de la vegetación, la recolección de frutos silvestres, a las temporadas de caza, celo de las presas y las estaciones, simbolizadas en una interpretación de la bóveda celeste donde se llevaban a cabo ceremonias y mitotes. Al apreciar el risco, me remito a la supervivencia apoyada en los fenómenos cíclicos y a la comprensión astronómica vinculada a ritos ancestrales, como un indicador de la cosmología de las antiguas agrupaciones de cazadores recolectores.
Así estuvo
todo el conjunto escultórico, hasta el verano de 1981, cuando unos ilustres
personajes, apoyados por personal y funcionarios del municipio, fueron por la piedra
más interesante de todas. A duras penas la pudieron levantar y la colocaron
sobre la caja de un camión que tuvo un desperfecto. Regresaron el 7 de julio y
en la madrugada del día siguiente, la dejaron en el palacio municipal. Ahora la
pueden observar en el museo dedicado a un insigne historiador.
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