Piedras Pintas: testigo de un pasado ausente
Antonio Guerrero Aguilar/
Lo que para
nosotros, puede ser una jornada de ida y vuelta, en cambio; los de la Junta
Arqueófila fue toda una peripecia, una aventura digna de revivir. Aprovecharon
el tiempo y acudieron hasta un punto llamada “Las Tinajas”, cerca del Arroyo
Blanco, en donde ubicaron un yacimiento de fósiles. Ya de regreso a Agualeguas,
estuvieron en un sitio denominado “Piedra Parada”, (lamentablemente desaparecido
cuando hicieron la carretera entre General Treviño y Agualeguas con el correr
del tiempo) y pasaron una noche en Cerralvo, aprovechando para conocer la casa
de Martín de Zavala y el bosque de ahuehetes del parque Porfirio Díaz, hoy
conocido como “El Sabinal”.
Ya de regreso,
hablaron con el señor alcalde de Monterrey: le mostraron imágenes y contaron
todo lo que hallaron. Entonces el jede de la comuna regiomontana, les propuso otra expedición para conocer el
significado de los petroglifos. También le mandaron fotografías a Leopoldo
Batres. Por todo el trabajo realizado, recibieron un apoyo de 87 pesos, con los
cuales pagaron 18 pesos de boletos de ferrocarril, 6 de una fonda en Herreras,
15 del coche que los llevó hasta Piedras Pintas de ida y vuelta, una
gratificación de 20 pesos para tres mozos que los apoyaron los cuatro días,
dieron seis pesos al pastor que cuidó a los cuatro caballos por dos días y por
dos noches de hotel en Cerralvo fueron 7 pesos. Por el coche de Cerralvo a
Herreras, fueron 4 pesos y 10 de los materiales de las fotos.
En
consecuencia, el 24 de abril de 1908, recomendaron al alcalde de Parás,
acciones concretas para la conservación de los “geroglíficos” (sic) y una orden
al juez auxiliar de la hacienda de Santo Domingo, para que impida la
destrucción de las figuras, avisando a los pastores y vecinos que no se
acerquen, con pena de multa si les hacen daño.
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