La Zona Rosa de Monterrey

 Antonio Guerrero Aguilar/



Le llaman la “zona rosa” de Monterrey. Será por la cantidad de negocios, restaurantes y hoteles. Un mundo aparte del corazón de la ciudad, pero dentro de la misma. Los antiguos definieron dos plazas, la de “armas” y la otra llamada de la “Carne”, por el expendio de diversos cortes de ganado mayor y menor. A la primera le llamaron de Zaragoza y a la segunda de Hidalgo. Para la sociedad regiomontana, el espacio no recibía tanta atención en visitas, por su extensión como en el ornato. Pero era la plaza de la alcaldía y el balcón principal daba precisamente hacia el poniente, hacia la misma. Entonces mandaron colocar en su centro, una escultura realizada en hoja de cobre repujada del padre Miguel Hidalgo y Costilla. En actitud majestuosa, con su brazo derecho levantado en alto, sobre un pedestal cuadrangular con piedra que trajeron del Cerro del Topo Chico. La obra en honor al padre de la Patria, mide tres metros de altura. Se mandó hacer en la Casa H. Mullins de Salem, Ohio en los Estados Unidos, con un costo de 6,163 pesos pagados por el honorable Ayuntamiento de la ciudad capital. Fue inaugurada en una memorable ceremonia el 25 de febrero de 1894. Para los miembros de la Junta Arqueófila, daba “magnitud a los edificios que lo circundan. Tiene verdaderos rasgos de belleza en su actitud, en el acabado del rostro y en el estudio de los ropajes”. Añaden: “Su vista inspira el respeto y la veneración más bien que el entusiasmo”. Actualmente, toda modificada, solo queda el palacio y el hotel Ancira.



Durante la reunión colocaron en una urna, algunos documentos alusivos de la etapa insurgente y una lámpara votiva con una flama que nunca se extinguía. Pasó el tiempo y los documentos fueron extraídos, la llama se apagó. Hicieron obras de remodelación, pero le quitaron la gallardía y lo valioso que daba al entorno, durante los preparativos a las conmemoraciones de 2010.

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