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Estas ruinas que ves...

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Antonio Guerrero Aguilar/ No puedo negarlo: soy del club de “Estas ruinas que ves”, en alusión a la novela de don Jorge Ibargüengoitia escrita en 1974. Comparo lo que fue con lo que hay y nace un sentimiento que comprende nostalgia como enfado. Entrar a una casa o verla desde fuera, es toda una experiencia de aprendizaje que nos liga al pretérito. Los materiales nos dicen mucho, pueden de ser piedra, adobe o sillar, con muros gruesos y altos, techos con vigas o morillos, pocas ventanas al exterior mientras el interior abierto, con patio y traspatio. Ya en intimidad del hogar, ubicar la distribución de los interiores. La cocina como el centro de la casa y alrededor de ella el fogón o la chimenea. El mobiliario, la forma en que están dispuestos los enseres, el número de habitaciones a partir de la cantidad de miembros. La casa queda como testimonio de la grandeza de un pueblo, de su familia, hasta que llegan otros que ven otro sentido a lo que alguna vez fue el patrimonio de un linaje....

La ornamentación ante la destrucción…

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Antonio Guerrero Aguilar/ Veo las casonas antiguas: una vista externa como interna, la que ven y la que piensan y creen sus antiguos habitantes. Gracias al auge económico de fines del siglo XIX, comenzaron a usarse otro tipo de materiales y decoraciones para las residencias de los pudientes o de buena y mediana posición. La arquitectura dejó de ser lineal, esencial y sencilla, decorada tan solo por un arco, los ventanales, los enrejados, las cornisas, los marcos, pollos, guardapolvos y los lloraderos. En una edificación se integran, tanto el espacio, los materiales, la ornamentación, la luz, el color, las texturas, las formas conjuntadas en una unidad indisoluble para satisfacer la necesidad de cobijo y convivencia humana, ya sea en el plano psicológico, sociológico e incluso mágico. Desde el origen de la civilización, el ser humano ha decorado las cosas útiles, concentrando su imaginación, hasta convertir lo necesario en bello. Yo también lo creo: desde lo visual, se puede describ...

El valor de un hogar: donde lo antiguo sufre el desdén...

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  Antonio Guerrero Aguilar/ Las características de un pueblo, son expresadas de acuerdo al modo de vida de sus moradores. Existe una relación entre éstos y sus viviendas y éstas con el trazo urbano. Todo el conjunto, refleja en un atisbo la historia del lugar. Se hicieron con tres intenciones: como punto de re-unión, como necesidad de abrigo y espacio y como paisaje en donde se puede leer un contexto de materiales que interactúan hacia el exterior como al interior. Para un buen observador los materiales nos dicen mucho: pueden de ser piedra, adobe o sillar, con muros gruesos y altos, techos con vigas o morillos, pocas ventanas al exterior mientras el interior abierto, con patio y traspatio. La cocina como el centro de la casa y alrededor de ella el fogón o la chimenea. El mobiliario, la forma en que están dispuestos los enseres, el número de habitaciones a partir de la cantidad de miembros. Una buena casa es un espacio habitable a partir de quienes ahí residen. De pronto la fam...

El encanto y lo señorial perdido de nuestra capital

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 Antonio Guerrero Aguilar/ “Hace algún tiempo…” Monterrey tuvo una arquitectura similar a las que ahora tienen ciudades como Guanajuato, San Luis Potosí o Zacatecas. Pero aquí, las quitaron de la faz de la tierra, de nuestra vista, de nuestros recuerdos. No pasa un solo día, en que nos quiten una de las casi 200 casas que nos quedan, cantidad de acuerdo a expertos. Precisamente hace un par de años, acudieron al Congreso a exigir que renuncien a sus procesos de desaparición. Ojalá y detengan todo esto, porque parece que la arquitectura regional, no va de acuerdo a tanto edificio y tiendas de conveniencia están surgiendo por doquier. Al arrancar el siglo XVIII, un gobernador se quejó de que no había buenas casas en la ciudad. Al terminar esa centuria, otro gobernante anotó la existencia de 70 casas. De todas ellas, solo tenemos unas cinco en el barrio de Catedral, de las que tengo identificadas la Casa del Campesino y la Casa de Cal y Canto como le dicen. En 1840, Manuel Payno de...

Los lugares donde habitan la memoria y el ombligo

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  Antonio Guerrero Aguilar/ Cuando hablamos de patrimonio cultural, nos referimos a los bienes y valores, en lo tangible como en lo intangible. Desde objetos, materiales, utensilios y viviendas, realizados con un fin distinto y que con el correr del tiempo, adquieren aprecio por lo que son, representan y evocan. Puede ser por la antigüedad, la cercanía que tuvo con un ser querido o por distintas realidades que nos evocan a tiempos pretéritos. Lo cotidiano (en cuanto y lo diario), adquiere una cualidad única que nos distingue y nos da características propias para compartir. En este tiempo he visto dos definiciones que abordan muy bien lo que es el patrimonio cultural: la memoria recuperada y la relaciones entre los bienes y las personas, quienes las apropian y le dan una re-significación distinta, para convertirse en testimonios de los tiempos idos.     De todas ellos, lo más evocador que puede haber son las casas, con toda su variedad desde cavernas, repechos en las m...

Ahora, van las fachadas y las vivencias...

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Los lugares donde habita la memoria... Las casonas perdidas o dañadas en Monterrey...

Raymundo Sánchez, el continuador de la tradición

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  Antonio Guerrero Aguilar/ Quien se quedó con el negocio del papá, fue Raymundo, nacido a las 4 de la mañana del 1 de enero de 1885, en una casa situada en la calle de San Francisco sin número, hijo de Raymundo Sánchez y Maximina González. ¿Cómo aprendió del negocio? Viendo, involucrándose, colaborando en las tareas, asistiendo en las responsabilidades de su papá como del resto de los trabajadores. Un detalle: sin importar el parentesco, todos comenzaron a cavar fosas, preparar cadáveres y llevarlos a enterrar al panteón. Se casó a las 8 de la noche del 10 de febrero de 1918, con María Cantú, en el domicilio de Zaragoza número 147. Ella era de Salinas Victoria, de 25 años, hija de José María Cantú González y Beatriz González. Ya con responsabilidad a cuestas, adquirieron la primera carroza de motor, marca Ford en 1919, con los dos locales: Diego de Montemayor y el de Zaragoza y M.M. de Llano. Aunque fue una etapa difícil entre 1920 y 1928, lograron consolidar a la agencia, por...