Estas ruinas que ves...

Antonio Guerrero Aguilar/ No puedo negarlo: soy del club de “Estas ruinas que ves”, en alusión a la novela de don Jorge Ibargüengoitia escrita en 1974. Comparo lo que fue con lo que hay y nace un sentimiento que comprende nostalgia como enfado. Entrar a una casa o verla desde fuera, es toda una experiencia de aprendizaje que nos liga al pretérito. Los materiales nos dicen mucho, pueden de ser piedra, adobe o sillar, con muros gruesos y altos, techos con vigas o morillos, pocas ventanas al exterior mientras el interior abierto, con patio y traspatio. Ya en intimidad del hogar, ubicar la distribución de los interiores. La cocina como el centro de la casa y alrededor de ella el fogón o la chimenea. El mobiliario, la forma en que están dispuestos los enseres, el número de habitaciones a partir de la cantidad de miembros. La casa queda como testimonio de la grandeza de un pueblo, de su familia, hasta que llegan otros que ven otro sentido a lo que alguna vez fue el patrimonio de un linaje....