"El Caballo Gordo" de Botero
Antonio Guerrero Aguilar/
Arrancaba el
sexenio del abogado Natividad González Parás en el año 2003. En el plano de la
promoción, organizaron el segundo Fórum Universal de las Culturas para el otoño
de 2007, con la intención de convertir a Monterrey, en la “Ciudad del Conocimiento”
como de la “Mente-Factura”. Para iniciar, consiguieron un apoyo de un millón de
dólares, para traer una escultura en bronce de Fernando Botero (Medellín,
1932-2023). A principios de febrero de 2008 se hizo el acto inaugural, contando
con la presencia de las autoridades, amenizada por música y cumbia colombiana y
botargas gigantes con personajes propios y distinguibles en el estilo del
escultor. Se trata del “Caballo” de una tonelada y media de peso y 3.4 de
altura.
Mientras decidían
en donde dejarla, la pusieron de manera provisional enfrente de la Explanada de
los Héroes, convirtiéndola en un atractivo más del rumbo. Los visitantes
aprovecharon para tomarse fotos, subir el monumento, al que llamaron “el
caballo gordo” de Botero. Previo a las celebraciones del bicentenario y
centenario México 2010, pusieron una base con una estatua de fray Servando y su
respectiva placa. A decir verdad, fue uno de los pocos actos que se hicieron y
que por cierto, invitaron a pocas personas, entre ellas, a los cronistas
municipales. Ahí estaba la cronista de Parás, reconocida por franca y directa,
quien reclamó al señor gobernador: “¿Por qué ponen al padre Mier, viendo las
nalgas de Botero?”. Nati no respondió, meses después se la llevaron frente al
embarcadero del Paseo Santa Lucía en la plazoleta que da rumbo al Museo del
Noreste.
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