Las piedras talladas
Antonio Guerrero Aguilar/
Hay que diferenciar entre la pintura
rupestre, realizada con pigmentos ya sea de color rojizo, negro o amarillo y los
que fueron hechos a “punta de golpes” como dicen. Los petrograbados se componen
en la mayoría de las veces, de líneas y formas concéntricas; a veces punteadas,
raspadas o continuadas de manera que dan la impresión de que fueron o quisieron
cortarlas. Son más raras, extrañas como enigmáticas. ¿Qué dicen? No contamos
con un código que nos permita interpretarlas. Como esta que vemos en la imagen,
puede ser una araña, una serie de caminos que confluyen en un punto y de ahí se
derivan, hacia otras direcciones. Son tan abstractas que reflejan un lenguaje
chamánico, de alguien que a fuerza y voluntad, con sus manos y otras piedras
tallaban y tallaban la superficie hasta lograr su cometido religioso, además de
dar un motivo estético a la piedra.
Los antiguos usaban los llamados “símbolos
apotropaicos”, aquellos que propiciaban el bien y alejaban el mal, proteger a
los moradores de las fuerzas sobrenaturales o preternaturales. Por eso hacían
cruces, pentagramas, círculos o líneas sobre los muros de sus casas y templos.
Cuando vemos zonas arqueológicas, no vemos un solo motivo, sino muchos,
dispuestos a lo largo y ancho con alguna intención. Es cuando los comprendemos
a partir de un todo. Por eso cuando alguien los daña o se los lleva, es como si
estuvieran quitando una letra del alfabeto que tenían los ancestros. ¿Dónde los
hay? Dicen que por el rumbo de Lomas Modelo hubo pero los destruyeron con la
urbanización del sector poniente de Monterrey, en Santa Rosa de Apodaca en un
paraje cercano al río Pesquería, en Santa Catarina taparon unos morteros con
cemento y colocaron tubos encima para “bardear” la propiedad, los de
Guitarritas en Loma Alta, son usados para practicar rappel. Son los casos que
conozco en la zona metropolitana…
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