En el cielo como en la tierra...

 Antonio Guerrero Aguilar/



Desde el ocaso hasta la aurora… Los antiguos tenían un lapso para maravillarse como entretenerse, a través del infinito nocturno que les presentaba las estrellas luminosas, los movimientos del Sol y de la Luna, como de los planetas visibles, las salidas del astro rey y las fases lunares, así como los bólidos que atravesaban la esfera obscura como celeste. Todo lo representaron y nos dejaron testimonios de lo que observaron: lo mismo desde las montañas como a monte raso, lo que vieron lo pintaron con asombro y respeto, porque quiero suponer quisieron entenderlo.

La observación de las posiciones del Sol se encuentra registradas en los grandes centros ceremoniales como en nuestras zonas arqueológicas. Para los antiguos y primitivos pobladores, el Sol es una parte fundamental de sus concepciones cosmológicas y religiosas. Entendieron además su importancia en la regulación del ciclo de lluvias y secas, así como la regeneración de la vida. Mantenían un calendario de base solar, así como a la observación y registro de las fechas en que el astro luminoso alcanzaba las posiciones solsticiales, equinocciales, pasos cenitales locales como cuando la Luna se atraviesa sobre el Sol y la Tierra sobre la Luna. 

Por ejemplo, ocurrió un fenómeno al cual denominaron el “año de la lumbre”, se trataba de tres espectáculos que causaban admiración como temor. Allá en Lampazos se pudo ver la aurora boreal en al menos tres ocasiones: 1789, 1833 y 1859. No se tienen las fechas exactas, solo están las referencias en los libros de la parroquia.  El responsable del templo de San Juan Bautista, describe como una gran columna de fuego rojizo se aparece en el cielo, con unas ráfagas blancas en dirección perpendicular por el horizonte, desde el norte hasta el oriente, que de pronto se tornan en color amarillo, que parecía como si hubiera lumbre en el cielo durante cuatro noches.  La aurora boreal se puede apreciar muy al norte, y es raro que se puedan ver en los trópicos. Los vecinos del lugar los relacionaban con calamidades, pero el fenómeno causaba sorpresa y hacía que atendieran la más antigua actitud humana de levantar la mirada en el infinito.


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