El arco del puente a Guadalupe
Antonio Guerrero Aguilar/
¿Quién canta en las orillas del papel?
Inclinado, de pechos sobre el río
de imágenes, me veo, lento y solo,
de mí mismo alejarme: letras puras,
constelación de signos, incisiones
en la carne del tiempo, ¡oh escritura,
raya en el agua! (Octavio Paz)
La impronta dedicada a Plutarco Elías Calles y Álvaro Obregón, así como del símbolo de la pujanza y habilidad reinera, cambió de lugar cuando decidieron trasladar el arco conmemorativo hacia la entrada de la “Maestranza” por la calle de Tapia. En lugar de autos presidenciales y vehículos, ahora era pasada para los obreros y empleados de la Fundidora, también “héroes en mangas de camisa”. Desde sus inicios, dio empleo a muchas personas que vivían en Guadalupe, o bien, se quedaron a residir por esos rumbos, así como la colonia Buenos Aires y Caracol. Poco antes de ser expropiada, don Carlos Prieto decidió su traslado a la entrada de la colonia Paraíso de aquel municipio. El vecindario se sentía orgulloso, de mantener al arco de acero como distintivo de su colonia y de su comunidad. El 23 de junio de 1970, Eduardo A. Elizondo y el alcalde Álvaro Díaz Cantú, inauguraron el puente Guadalupe, para unir los dos municipios y comenzar el proceso de conurbación junto con San Pedro Garza García y San Nicolás de los Garza. Era el enlace para la carretera Inter oceánica Matamoros-Mazatlán, que comunica a Monterrey con Cadereyta y Reynosa. Al tramo le llamaron Margarita Maza de Juárez y finalmente quedó en avenida Benito Juárez. Durante una ampliación, se llevaron el arco hacia un camellón central. Ahí permanece a la vista de todos, pero lamentablemente; extraño, un simple objeto decorativo del paisaje, con un significado y origen ignoto, debido al paso de los tiempos.
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