Y el águila real voló...

 Antonio Guerrero Aguilar/



Adolfo López Mateos, declaró a 1960 como el “Año de la Patria”, con el ánimo de dotar a la ciudadanía de una identidad cultural. A través de una serie de celebraciones, puso su sexenio al amparo del 150 aniversario del Grito de Dolores como del medio siglo trascurrido a partir del Plan de San Luis. De todas ellas, sobresale la instalación de 260 estelas o monumentos dedicados a la Patria, en los puntos donde habían puesto los memoriales de la ruta de Hidalgo en 1953. Precisamente fueron dispuestas a lo largo del camino en diez estados, como referentes para que los mexicanos, conocieran los sitios por donde el ejército insurgente pasó y dejó huella en la historia de México, de los cuales, medio centenar quedó en Coahuila.

Se trataba de unos pedestales de cantera, sobre los que instalaron unas cabezas de águila, con las letras en relieve LIBERTAD. Fueron diseñadas por Tomás Chávez Morado y se hicieron en el taller de artesanías del Instituto Nacional de Bellas Artes. La primera quedó inaugurada el 16 de septiembre de 1960 en Dolores Hidalgo, con el pico del águila orientado hacia donde habían seguido. Fue criticado, porque vieron la intención del presidente, para poner de manifiesto las conquistas del partido en el poder, como heredero y continuador del compromiso social emanado en la Independencia y la Revolución.

No se puede soslayar, la configuración de héroes locales en un ambiente donde regularmente, solo prevalecía lo nacional y patriarcal. Entonces aparecen los actores locales de nuestra historia, en donde también vemos lo regional y lo matriarcal. Las dos visiones de nación coinciden en una continuidad del relato histórico, donde los nuestros también participan en las gestas por alabar. Por consiguiente, se manifiesta un simbolismo compuesto por la patria y la matria, en la conjugación de los héroes nacionales y locales, como puntos de encuentro en la enunciación cívica del pasado. Lamentablemente confinaron a Nuevo León como reacción al centro, la tierra donde irrumpen los traidores que se opusieron a ellos: Elizondo-Hidalgo, Vidaurri-Juárez, Garza García-Porfirio y Reyes-Madero. Tal vez por eso no colocaron la cabeza de águila en Espinazo de Mina, quien sabe, digo yo.


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