El hotel convertido en panadería y sede del congreso
Antonio Guerrero Aguilar/
El
poeta griego Eurípides sentenció: “Los dioses nos dan muchas sorpresas: lo
esperado no se cumple y para lo inesperado, un dios nos abre la puerta”. La
historia no siempre sigue un curso lineal, también se va por desviaciones que
nos llevan a nuevos derroteros. Al fin de cuentas, razones para la
adaptabilidad, habitabilidad como a eso que llaman “modernidad”. Veo ésta
imagen: es de la antigua calle del Roble, en frente de lo que fue el parián
Colón, entre las calles de Bolívar y del Comercio. Para mejores señas, Juárez
entre Padre Mier y Morelos. Se trata de dos tiempos: 1887 y 1899. Es el mismo
sitio: en la primera, está el letrero que distingue su vocación: “Hotel de
Leader”.
La
llegada del ferrocarril el 30 de agosto de 1882, cambió el uso de diligencias
desde San Antonio a Monterrey. Se podía viajar más cómodo y en menos tiempo.
Los visitantes que antes se animaban por la aventura y el riesgo, ahora lo
hacían para conocer, invertir e participar en la vida de la región. La ciudad
se convirtió en la “fábrica de la frontera” y los afanes de don Genaro Garza
García, Viviano Villarreal y Lázaro Garza Ayala, reavivaron el comercio, como
la industria y la minería.
Unos
turistas texanos procedentes de Laredo como de Corpus Christi, advirtieron:
“hay un buen hotel americano, en la Plaza del Parián (Colón), conocido con el
nombre de Leader". Como verán, contaba de tres pisos y lo ponían como
“único hotel de esa clase, en el Norte del País, tiene un piano de sala para el
uso de los huéspedes ". En un barrio bullicioso y concurrido, repleto de
mercancías, arrieros, marchantes, distribuidores como de curiosos. Algo pasó:
en menos de una década cambió de vocación, para convertirse en una panadería y
tienda de abarrotes, a la que dieron por nombre “La Bola”. De nueva cuenta, un
caserón de tres niveles, seguramente de ladrillo y entramado de madera, con
balcones decorados por elementos neoclásicos. En la foto más reciente, le
pusieron un nuevo color y el cartel que anuncia su nuevo nombre.
Por
cierto, tras la pugna entre el Congreso del Estado con el gobernador Vidaurri
en 1858, llevó al poder legislativo local, a instalarse en el "Hotel de
Leader" como sede alterna, hasta su disolución en 1861. Ahora son negocios
y tiendas departamentales.
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