El círculo cercenado
Antonio Guerrero Aguilar/
Si
el casino de Monterrey representa a los capitanes de empresa, tenemos una
institución que desde hace buen tiempo, agrupa a las fuerzas vivas del
comercio, los profesionales como administradores y entusiastas del deporte, la
recreación y las actividades al aire libre. El 1 de junio de 1901, unos 40
ciudadanos reunidos en el teatro Juárez, formaron la sociedad del Círculo
Mercantil Mutualista de Monterrey. Primero, se reunieron en casas particulares,
para luego rentar una finca a la que llamaron “Casa del Mutualismo” en
Matamoros 311 oriente. Eligieron como símbolo representativo la cruz de Malta,
con los principios de “mente sana en cuerpo sano”, “fraternidad, unión y
adelanto”, “Orientar a la juventud, proteger al hogar y servir a la patria”.
En 1931 adquirieron un predio contiguo en donde alguna vez estuvo el convento de los franciscanos y estaba el cuartel de la gendarmería de Nuevo León. Al cabildo regiomontano encabezado por el alcalde Antonio García, le urgía recuperar los espacios de los alrededores del vetusto convento de San Andrés, para regresar la dignidad del entorno a la plaza Zaragoza, por ello les ofreció el terreno por 45 mil pesos. Luego destinaron recursos como esfuerzos para levantar la sede, realizada por Fomento y Urbanización S.A. (FYUSA), contando con la asistencia de J. Cipriano González Bringas y supervisado por Juan Garza Lafón.
La fachada del inmueble es de estilo colonial californiano, similar al
del Colegio Civil. Por ese tiempo llegó a Monterrey Leopoldo Quijano, que
trabajaba en las escenografías de las producciones de Hollywood, California y
se puso de moda tal estilo. Fue inaugurado en septiembre de 1933,
lamentablemente le quitaron parte de su fachada, para ampliar la calle de
Ocampo. Ahora, expuesto al vandalismo como a su menosprecio, como está situado
en un punto de excelente plusvalía, quieren quedarse con el inmueble y levantar
un edificio grandote.
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