El "Arco de la Independencia"

 Antonio Guerrero Aguilar/



Advierto, no está borrado del paisaje, pero lo ven como un estorbo, unos piden regenerar los alrededores. Unos quieren su traslado a la fundidora como a la gran plaza. Lo que fue el eje más importante, el cruce de caminos que coinciden en Monterrey, luce desgastado como menospreciado en medio del flujo vehicular imperante. Luego se les ocurre cerrar los pasos para conciertos gruperos. En 1910 se inauguraron importantes obras escultóricas y de beneficio social por todo el país. El entonces presidente Porfirio Díaz quiso perpetuar la gesta heroica iniciada por el padre Hidalgo. Aquí el gobernador Bernardo Reyes mandó construir éste arco en la confluencia de dos grandes ejes que propusieron un desarrollo urbano: las avenidas Unión y Progreso, hoy Madero y Pino Suárez. Consta de un arco simple de 25 metros de altura y construido con piedra de cantera rosa. 



El proyecto estuvo a cargo de arquitecto ingles Alfredo Giles, el arquitecto Pedro Cabral fue el encargado de la construcción del monumento. En su base colocaron diversas placas de mármol: “A los que en cien años han venido defendiendo y elevando la nacionalidad mexicana”. En la parte superior dos águilas de bronce represen el escudo nacional, en su clásica pose devorando a la serpiente. En todo el conjunto sobresale una victoria con una corona de olivo en la frente, blusa desgarrada y busto a la intemperie; que sostiene en lo alto una esfera negra con parte de una cadena rota y la inscripción de “México”. Con su mano derecha sostiene una corona con la otra parte de la cadena, representando así la ruptura de México con la monarquía española. La gente se refiere a ella como la “La Mona del Arco” y fue realizada por la compañía W.H. Mullins en 1909. Mide 4.80 metros de pies a cabeza, 6 metros tomando en cuenta el brazo levantado y tiene un peso de casi tres toneladas. Como suele suceder, hay personas que no pueden aportar nuevos proyectos y se les ocurre valerse de lo que ya tenemos para cambiarlo o darle otro sentido. No estoy de acuerdo, que se quede dónde está y le den su mantenimiento requerido.




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