Los filántropos en el olvido

 Antonio Guerrero Aguilar/



La lectura de un sepulcro como de un mausoleo, túmulo o tumba como también le dicen, es ineludible para saber muchas cosas, más allá de lo que simplemente vemos: es la última morada, ahí resguardan los restos de quienes ahí descansan. El conjunto escultórico nos brinda elementos estéticos para ser percibidos como admirados, las lápidas contienen semblanzas con fechas y pensamientos. Todo está elaborado para el recuerdo, la valoración y el realce de la persona que ahí reside. En 1991 me pidieron la biografía de don Melitón Villarreal, publicada por la Universidad Mexicana del Noreste. En ese lapso tuve cercanía con él y en especial con su legado en beneficio de los demás. Lo que ven en las imágenes, tiene una hechura de principios de siglo XX. En la lápida sobresale la leyenda: “Filántropos nuevoleoneses”, refiriéndose a Juan José Villarreal y a su hijo Melitón, ambos de Abasolo-El Carmen, propietarios de las ex haciendas de San Antonio del Muerto, Mamulique, Sombreretillo y de unas fincas y casonas en Monterrey.



Poco antes de su muerte, decidió donar parte de su riqueza al servicio de los necesitados: por eso una mujer con un niño en sus brazos, representando el famoso orfanatorio situado en Padre Mier y Martín de Zavala. Debajo de la escultura, una base de mármol blanco con la inscripción “A perpetuidad”. Sobresale la cruz y la guadaña, simbolizando la esperanza de la resurrección y la muerte, enlazadas por una banda. En los bordes una antorcha invertida, que nos remite a Tánatos, un joven alado que portaba la antorcha en señal de extinción de la vida. Lo cual me lleva recitar: “como un tejedor devanaba yo mi vida y me cortas la trama” (Is. 38, 12)

Hijo único, dejó sus bienes repartidos a la gente de El Carmen, soltero sin descendencia (aunque los chismes en el pueblo, comentan que un desliz lo tiene cualquiera), considerado un próspero comerciante y agricultor, que no temía aflojar el codo, casi en el olvido, padece del poco cuidado que le tienen, de alguien que deben procurar su rescate y resguardo.

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