Las esquelas
Antonio Guerrero Aguilar/
Tradición
ancestral la de anunciar la partida de un ser querido; arte impreso ya en
desuso. Las de Monterrey, famosas y elaboradas por José Juan Pérez, de la
agencia Barragán, de J.E. Puente, los talleres de Cantú Leal, Juan Cruz, del
panteón El Roble, de Dolores-El Carmen y Raymundo Sánchez. La esquela es una
nota recuadrada en negro, publicada en un cartel o papel alusivo, ya sea en un
medio de comunicación o colocada en un lugar público, advirtiendo el deceso de
una persona. Contiene un mensaje breve y escrito, de carácter esperanzador,
tanto impreso como manuscrito, dirigido a los familiares o a un colectivo. Por
lo tanto, contrataban a alguien o mandaban a uno de los empleados a entregarla
casa por casa, en la calle y en las oficinas públicas.
Con inscripciones
diversas, como: “se presentó ante el Tribunal Santo de Dios Nuestro Señor,
habiendo vivido siempre en el seno de la Santa Iglesia Católica, Apostólica,
Romana, confortada con los santos Sacramentos. Resignados con la voluntad
adorable de Dios Nuestro Señor, participan a Usted tan doloroso acontecimiento
y le ruegan, eleve a Dios las oraciones que su piedad le dicte y el eterno
descanso de su alma, suplicándole se sirva asistir a la inhumación de su
cadáver, saliendo de la casa mortuoria” al panteón…
No incluyen fotos
del difunto, pero sí una imagen como un Cristo, un monumento mortuorio, una
virgen, una doliente o un ángel. Como último elemento del encabezado se suele
añadir algún tipo de siglas que sugieren un descanso en paz. Por ejemplo: D.E.P
(Descanse en paz) o R.I.P. (Requiescat in pace). También le llaman “Obituario”
a la respectiva anotación en libro parroquial en que se anotan las partidas de
defunción y de entierro, para llevar la sección necrológica de un periódico.
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