El panteón del Nogalar

 Antonio Guerrero Aguilar/



Donde descansan las palomas. En su sentido original, cementerio significa el lugar donde se refugian las palomas. Después tomó uno de los nombres que designan al sitio, la tierra sagrada donde permanecen los restos humanos esperando la resurrección de los muertos, en donde los deudos pueden rendirles una devoción. Los antiguos levantaban trofeos en donde morían los valientes, mezclando sus cadáveres con piedras, armas y demás objetos de valor. Hubo un cementerio en donde rindieron honores a los caídos en el Sitio de Monterrey. En noviembre de 1846, el Tercer Regimiento de Infantería de los Estados Unidos, decidió delimitar un terreno frente a su campamento en el Bosque de Santo Domingo, para enterrar los restos de sus oficiales que murieron en los combates, quienes valientemente dieron su vida en las cargas frontales, ataques con bayoneta y lucha cuerpo a cuerpo. Con lápidas en donde estaban los nombres de los que pudieron rescatar.



A decir verdad, muchos norteamericanos quedaron en el sitio donde los mataron. El general Zacarías Taylor refirió que: "el ataque resultó ser un muy severo 'affair', con considerables pérdidas en ambos lados, particularmente en el nuestro". ¿Cuántos murieron de ellos? Anunciaron que cerca de 500, pero la prensa norteamericana de la época hablaba de muchos más. Durante la ocupación, el cementerio estuvo en buenas condiciones, muchos pensaron que algún día los deudos vendrían para reclamar a sus familiares y llevarlos de vuelta a su lugar de origen. En una misiva dirigida al alcalde de San Nicolás de los Garza, un coronel de apellido Washington le pidió que respetaran las lápidas y tumbas realizadas en sillares y que posteriormente vendrían por ellos, pero no lo hicieron. Dicen que los mismos vecinos del rumbo fueron a destruir los sepulcros como señal de venganza, otros fueron a saquear las pertenencias. El cementerio de los “gringos” como le decían, quedó sepultado por el olvido y la urbanización.


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