El Banco de Nuevo León
Antonio Guerrero Aguilar/
Si pegas este billete en tu muro, todo el 2024 estará repleto de riquezas. Bueno, no me hagan caso, estoy jugando respecto a la utilidad del billete; más no con mis buenos deseos para el año que recién comienza. Son dos imágenes, el billete y el imponente edificio situado en Morelos y Parás en el centro de Monterrey, ahora convertido y repartido un edificio de oficinas. El 18 de febrero de 1892, un grupo de inversionistas encabezados por don Evaristo Madero, junto con Jerónimo Treviño y Viviano Villarreal, a los que luego se incorporaron Marcelino Garza, Constantino de Tárnava (padre) y Ernesto Madero. Ellos firmaron el acta constitutiva del primer establecimiento de éste tipo: el Banco de Nuevo León, inaugurado el 1 de octubre del mismo año.
Los accionistas aportaron la cantidad
de dos millones de pesos, con 20 mil acciones, nombrando como director al
abogado Viviano Villarreal (yerno de don Evaristo), quien logró la apertura de
18 sucursales en ciudades como Tampico, Ciudad Victoria, Laredo, Sierra Mojada,
Matamoros, Ciudad Porfirio Díaz (hoy Piedras Negras), Monclova, Torreón y
Cuatro Ciénegas, entre otras más. La naciente institución ofreció servicios de
ahorro y crédito a agricultores, productores urbanos y mineros, en donde los
préstamos se hacían bajo palabra, empeño, con libranzas y letras de cambio. Seguramente
esta sucursal, dejó la costumbre de guardar el dinero encima de las puertas, en
los colchones de las camas y en lugares ocultos donde los ladrones no darían
con ellos. Pero otra vez, ya en serio: paz, salud, armonía, trabajo y amor para
el 2024. Con esos valores no faltará el resto y la Providencia Divina nos
bendecirá con comida, casa y sustento.
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