Los monumentos a don Benito
Antonio Guerrero Aguilar/
El Benemérito de las Américas, el Lic. Benito
Juárez García nació el 21 de marzo de 1806 en San Pablo Guelatao de Oaxaca.
Curiosamente a quien le debemos la construcción del mito histórico es ni más ni
menos que al general Porfirio Díaz, cuando en el mes de julio de 1887 decidió
postularse nuevamente como candidato a la presidencia. Ante las manifestaciones
de rechazo entre la clase política, Díaz desvió la atención sobre su persona y
supo encauzar las protestas en contra de su reelección los enemigos
tradicionales en la historia de México. Por medio de la prensa, manipuló el
debate para mostrar que el clero era el gran infractor de las Leyes de Reforma
y de los principios liberales, todo para después convocar a la unidad del
partido liberal, por encima de los grupos de oposición. Incluyó el nombre de
don Benito en el discurso oficial. Así logró la unidad en torno a los
principios de la doctrina liberal establecidos en la Constitución de 1857 y las
Leyes de Reforma y una reelección más. El discurso convirtió a Juárez en el
símbolo máximo de los liberales. Entonces Porfirio Díaz convenció a la clase
política de que él era el sucesor de los principios juaristas y el único
personaje capaz de darles continuidad, mediante el orden, la paz y el progreso.
Hubo polémica ciertamente, pero como dice el dicho: "lo que el viento le
hace a Juárez", solo lograban robustecer a la figura del héroe y
acrecentar la descripción de sus méritos: mientras más se le criticaba o
descalificaba, más grande se hacía su figura. Tiempo después, don Porfirio Díaz
propuso que 1906 fuera el "Año de Juárez" y un 21 de marzo de 1906
colocaron éste monumento a honrar la figura del Patricio Republicano que se
quedó enfrente del palacio de gobierno de Nuevo León.
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