La plaza del Rastrojo
Antonio Guerrero Aguilar
La ciudad original estaba poblada solamente a los lados de los manantiales del Santa Lucía, hasta que Diego Rodríguez, mandó un nuevo asiento después de las lluvias torrenciales de 1611. En 1791 fueron trazadas unas nuevas calles que salían al oriente de la plaza de armas llamada hoy en día como Zaragoza. Les llamaron del Puente Nuevo, Santa Rita y del Sol, conocidas actualmente como Zuazua, Doctor Coss y Mina respectivamente. Con la construcción del puente de la Purísima en 1798, prolongaron una calle que recibió por nombre de la Presa Grande, en tiempos del gobernador Simón de Herrera y Leyva.
En la banda sur del arroyo, se formaba un
ancón en donde los vecinos y arrieros compraban y vendían semillas, pasturas y
rastrojos para consumo del ganado, por eso la empezaron a identificar como la
“Plaza del Rastrojo”. Luego del recubrimiento de los arroyuelos con el famoso
“Canalón”, el sitio fue convertido en una plaza bellamente adornada, a la que dieron
por nombre “Garza Ayala”. Luego en 1907, para honrar la memoria del fundador le
pusieron Diego de Montemayor a la vía, aunque angosta y torcida, repleta de
historias de amor y heroísmo. En lugar de la plaza, levantaron una escuela,
sacrificada para levantar el Museo del Noreste. Todo desapareció, solo quedan
vestigios de la “arquitectura fantasma” que intentan regresar con su
“fachadismo” y símbolos inventados que algunos disponen para dar una nueva
identidad a la ciudad.
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