La capilla de San José

 Antonio Guerrero Aguilar/

Hay una colonia en Monterrey llamada “Ex Seminario” entre Hidalgo y Padre Mier, Bravo y 20 de Noviembre, otra “Valle del Seminario”, en lo que antiguamente fue la congregación de los molinos de Jesús María en el municipio de San Pedro Garza García, entre Corregidora, Díaz Ordaz y el río Santa Catarina. Hay otra referencia en honor a la considerada “cuna” de la educación norestense, la cual abrió sus cursos en lo que actualmente es la calle de Zaragoza esquina con Morelos, por eso le llamaban a la primera: “Calle del Seminario”. Regularmente se tiene la creencia, de que la colonia “Ex Seminario” debe su nombre porque ahí estuvo el plantel entre 1917 y 1935. Pero no, durante ese periodo, los alumnos vivieron en casas repartidas en los alrededores de la Purísima, en los actuales edificios correspondientes al CEU por la calle de Hidalgo. A los aspirantes al sacerdocio les tocó una etapa difícil, debido al cierre de los templos durante el conflicto cristero. Pero estaban al amparo de la Providencia, de las aportaciones de las seis parroquias existentes en Monterrey, así como una noble agrupación. 



El 8 de noviembre de 1920, el padre Carlos Ramírez Castañeda, fundó un Centro de Catecismo, en donde colaboraban ex alumnas de colegios católicos, integrado por damas pertenecientes familias connotadas en la ciudad. A la par de su apostolado, viendo la necesidad para mantener el Seminario; fundaron una obra para procurar la vocación a la vida consagrada. Las integrantes se aglutinaron en la llamada “Sociedad San José” y se reunieron en una finca en donde mantenían una pequeña capilla, dedicada a San José exactamente en la esquina de Hidalgo y Bravo. Se trataba de tan solo una nave orientada de sur a norte, seguramente alineada con la estrella polar, de muros de sillar con una fachada muy sencilla y una espadaña. Ahí se juntaban el primer jueves de mes, hacían loterías, meriendas, convivían en los amplios jardines y terminaban sus reuniones con una misa en el templo. La labor de las señoras pasó a una comisión de la curia y gradualmente dejaron de reunirse en aquel icónico sitio, del cual nos queda tan solo una imagen que les comparto.


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