El Pirul

Antonio Guerrero Aguilar/

 


Esta imagen es de por si evocadora y misteriosa: la tienda “El Pirul”. Muestra la última etapa en la construcción de nuestra arquitectura regional que los especialistas llaman vernácula. Esta es de sillar, seguramente extraído de las canteras que lo trabajaban allá por el Obispado, la Loma Larga y las Mitras. Muros alargados, decorados, puertas al tamaño de las ventanas, muchas de ellas con los enrejados de metal. Como remate el año de la construcción y a veces las iniciales de quien mandó construirla. Estas casonas dejaron de hacerse para ponerse de moda los chalets estilo californiano, el art decó, el “stream line” y otro sistema ecléctico que nos muestra otra mentalidad y el ansia de demostrar, primero a los nuestros y luego al resto, de que Monterrey y Nuevo León estaban apuntalando el crecimiento económico de la nación. ¿Dónde estaba? Quien sabe, por instinto creo que se ubicaba por las calles Treviño, Isaac Garza, Carlos Salazar, entre Villagrán y Venustiano Carranza. Solo vemos un can que se inmortalizó en la foto.

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