El mercado Colón
Antonio Guerrero Aguilar/
De la plaza de la
Carne al mercado Colón, de ahí al Parián Colón y luego el centro financiero de
la ciudad con los Condominios Monterrey, hasta que les dio por convertir todo
esto en la concurrida “Interplaza Shoptown”. Allá en el siglo XIX, las
autoridades regiomontanas (no regias) decidieron destinar la plaza para
convertirla en la plaza del Ayuntamiento, a la que llamaron de Hidalgo.
Entonces, para poner un nuevo mercado, destinaron una plazoleta al poniente,
cerca de donde confluyen Hidalgo y Morelos, en un terreno delimitado por las
actuales calles de Padre Mier, Juárez, Morelos y Leona Vicario. Sin apariencia
de mercado rodante y toldos improvisados, levantaron locales con sillar y
techos de terrado. En ellos distribuyeron muy bien los puntos de venta y compra
por mercancías en ropa, legumbres, frutas, carne, ropa y demás utensilios
necesarios.
Como suele
suceder en ésta gran ciudad, los alrededores se llenaron de comercios
informales, puesteros sin permisos que le hacían competencia al comercio
organizado. Luego decidieron la construcción de un gran edificio en 1875, al
que le fueron añadiendo detalles tan característicos como sus portales,
fachadas sobrias pero elegantes, rematado por una torre con su respectivo
reloj. Con el proceso industrializador y la formación de un segmento de la
sociedad con suficiente capacidad de adquisición, surgieron otros mercados y
mesones como el Juárez, Estrella, San Carlos, Del Norte; además de zonas
comerciales en las principales calles de Monterrey. Pero en 1953 les dio por
destruir el edificio que vemos en estas imágenes.
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