El encanto y lo señorial perdido de nuestra capital

Antonio Guerrero Aguilar/

Alguien nos dijo que Monterrey alguna vez tuvo una arquitectura similar a las que ahora tienen ciudades como Guanajuato, San Luis Potosí o Zacatecas. Pero aquí, las quitaron de la faz de la tierra, de nuestra vista, de nuestros recuerdos. No pasa un solo día, en que nos quiten una de las casi 200 casas que nos quedan, cantidad de acuerdo a expertos. Van varios ejemplos: la edificación en donde alguna vez estuvo el restaurante Luisiana enfrente de la plaza Hidalgo. Otros mandan fotos de las calles del centro de Monterrey que ya no existen, iguales de importantes que las de la calle de Allende convertida en estacionamiento. Vaya, hasta la legendaria casa de los Tubos y la del mirador en la casa de Cepillín ya las tumbaron. 



Un amigo comentó: ¿Y si comparamos el catálogo que hizo el INAH en 1985-1986 con el de Conarte, se pueden ubicar los sitios en riesgo? Le comento: "posiblemente, pero, aunque unos y otros sepan, el patrimonio tangible de Nuevo León se nos va en aras al progreso y los intereses comerciales de nuestros propios habitantes". Y parece ser que quieren hacer nada al respecto. Que lamentable... Precisamente hace un par de años, acudieron al Congreso a exigir su sistemática desaparición. Ojalá y ya detengan todo esto, porque parece que la arquitectura regional, no va de acuerdo a tanto edificio y tiendas de conveniencia están surgiendo por doquier. Bueno, a decir de quienes quieren proponer otra ciudad sin vestigios. La imagen corresponde a la casona de la familia Martínez Echartea. Estaba ubicada en Morelos número 61, entre Zaragoza y Dr. Coss, frente a donde estuvo la panadería El Nopal. Actualmente convertida el estacionamiento del Casino Monterrey.

 


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